lunes, 9 de septiembre de 2013

Somos seres finitos

Por más que querramos evitarlo los sentimientos brotan a flor de piel, cuando se pierde a un ser querido. Es muy difícil afrontar esa realidad, la vida no es para siempre pues somos seres finitos, seres que algún día perecen, sólo Dios permanece en sí mismo sin tiempo y sin espacio, sin principio ni fin.

Hoy parte a la casa del Padre un pastor y señor muy querido en nuestra diócesis, él llegó para dar luz a este territorio de la Veracruz y esa luz se queda y permanece en nuestros corazones por quienes tuvimos contacto muy cercano con él. Nos transmitió la fe, y la alegría que caracteriza a un buen pastor.

Sólo la oración será el consuelo de nuestra diócesis en estos días.

Tódo lo que empieza termina, pero también todo queda marcado positiva o negativamente. Deja un gran ejemplo este Señor, porque nunca se rindió, aunque ya no llevaba las riendas de la diócesis y era emérito él seguía predicando con celo apostólico y dando ejemplo de Fe con su vida.

Es por eso que sólo puedo decir que hay que vivir la vida con entrega y alegría, pues ésta sólo es una vez y los momentos no se repiten, por más que se quisiera eso (Orlando)