En nuestra vida hay cosas que muchas veces no valoramos, hay muchas cosas que solo les vemos el lado negativo y creemos que no tienen importancia vivirlas y lo peor es que las vemos como algo normal y sin trascendencia.
El 14 de Febrero, vivido el pasado fin de semana fue, y será, algo inolvidable; estoy seguro que no solo en mi vida, sino también en muchas personas más que realizamos el viaje a la sierra de Zongolica, Ver., ya que fue una aventura que despertó muchas inquietudes en nosotros alumnos de Educación y algunos de Comunicación. Nuestros sentidos creo que llegaron al culmen y despertaron en nosotros muchas inquietudes al conocer la vida de muchas personas que están casi alejadas de la civilización, que viven en un mundo totalmente diferente al de nosotros, y que muchas veces no tienen siquiera los recursos para poder estudiar los niveles básicos de educación formal. Son personas sencillas pero con un corazón inmenso, un corazón que no se limita solo en un saludo; sino que, con el hecho de verte caminando por las calles de su comunidad, en lugar de verte como un extraño porque vienes de la ciudad te ven como un amigo y te saludan con una humildad grandísima y te reciben con un grato afecto y hacen que te sientas parte de esa pequeña parte de la sociedad. ¿Un lugar frío? Si, un poco. Pero con un calor humano grato a nuestros ojos y a nuestros sentimientos.
Como ese fin de semana fue la fecha del amor y la amistad, ya comentado antes en mi blog, el sábado 14 en la noche realizamos una fogata tod
os juntos con esa alegría de disfrutar un momento nocturno rodeados de la naturaleza y algo de frío en la temperatura ambiente. Cantamos algunas canciones que nos pusieron melancólicos a algunos, por el deseo de estar en ese momento en compañía de nuestra novia (o), y otras canciones que despertaron alegría y regocijo en la vida de todos, acompañados de mi mejor compañera "La guitarra".

Vivimos actualmente en un mundo tan de prisa, en un mundo en el que muchas veces estamos como mecanizados para actuar de una u otra manera, y nuestros días se convierten en una rutina común sin encontrarle muchas veces sentido a la misma vida. Sin embargo, cuando te topas con la tranquilidad de la naturaleza y la lejanía del hogar y entras en contacto con gente sencilla, con gente que no tiene ni siquiera una parte de las oportunidades que uno tiene en la ciudad para superarse, es como si pusiéramos un stop en nuestra vida y reflexionamos el valor de la vida, y le empezamos a encontrar sentido y se queda siempre la cosquilla interior de querer siempre superarse con ánimo y saber dar uso correcto a las cosas materiales que poseemos.
Esta es una comunidad que te enseña valores que pocas veces logras descubrir en las ciudades grandes, un gran respeto y cariño a las personas, y sobre todo lo más impactante es el concepto de comunidad y sociedad que tienen estos tipos de pueblos, ya que ahí todos se conocen y se tratan como amigos, y algunos más como hermanos, y te comparten de lo que los demás hacen o tienen como si fueran una sola familia. Comento esto porque el sábado hubo una boda en esta comunidad y mientras platicábamos con personas del otro lado del pueblo, personas que no eran familia de los nuevos esposos, nos comentaban y nos invitaban con gran entusiasmo a asistir.
Es un pueblo que vive en libertad humana, al que no le importa que el tiempo pase, no viven regidos por un horario establecido de actividades, sino que aquí hay mucha gente que solo sabe que amance y hay que comenzar las actividades diarias con entusiasmo y alegría, y al final del día quizá sin nada en el estómago tienen que descansar sin preocuparse por el qué pasará mañana.
Como ese fin de semana fue la fecha del amor y la amistad, ya comentado antes en mi blog, el sábado 14 en la noche realizamos una fogata tod En mi caso puedo compartirles que reviví experiencias que algún día tube en mis vida, y que fue algo muy grato para mi. Es una alegría inmensa, que al final de la jornada de dos días, te preguntas: ¿Por qué se tubo que acabar tan pronto? Porque te quedas con las ganas de seguir compartiendo experiencias con esa gente que te enseña a vivir en la libertad de la naturaleza, que es totalmente diferente a nuestra vida en la gran ciudad.

Esperando que también para muchos haya sido una experiencia inolvidable, llena de emociones y sentimientos gratos, escribo este blog acompañado de un rico café americano, como recuerdo de todos los momentos vividos en la Sierra de Zongolica, Ver. Comunidad "Los Reyes".
Si quieren volver a vivirlo ya saben acérquense a desarrollo social en la universidad y organizamos otro, jejeje. Saludos...